- En COPARMEX, rechazamos que la reelección en la CNDH obedezca a intereses políticos y no a criterios de desempeño y autonomía.
- La administración de la CNDH en los últimos años no ha cumplido su mandato de proteger a personas vulnerables. Urge un liderazgo comprometido, efectivo y transparente.
La reelección en el Senado de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para el período 2024-2029 evidencia una politización que vulnera la imparcialidad y autonomía que deben regir a esta institución. En la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), lamentamos que el proceso se haya enfocado en intereses políticos y no en garantizar la idoneidad de quienes lideran la defensa de los derechos humanos. Esta designación dejó fuera a candidatas y candidatos con amplia trayectoria y reconocimiento en la materia, un aspecto fundamental que exige y merece la ciudadanía.
Desde su creación, la CNDH fue concebida como un organismo autónomo con el mandato de defender y vigilar los derechos humanos en México. No obstante, la pasada gestión evidenció una preocupante cercanía con el poder, comprometió la independencia del organismo y dejó a miles de personas en situación de vulnerabilidad. La falta de avances en el cumplimiento de los compromisos internacionales es evidente: el Examen Periódico Universal realizado por la ONU en 2024 indicó que México cuenta con más de 320 recomendaciones sin atender. La decisión de reelección, pese a estos antecedentes, representa un grave retroceso.
Nos preocupa que se haya ignorado a las organizaciones civiles y la voz de la sociedad en este proceso. Al privilegiarse un perfil cuestionado y con evidentes deficiencias en el cumplimiento de su mandato, se desestima la valiosa labor de las asociaciones civiles que trabajan incansablemente en la protección de los derechos de todas las personas. El Senado de la República ha menospreciado las opiniones y propuestas de la sociedad civil, afectando la confianza en el organismo y en el propio proceso legislativo.
El puesto demanda un liderazgo que privilegie la objetividad y la independencia sobre los intereses partidistas y cercanía con el poder. Las decisiones tomadas en la CNDH deben responder a una visión de justicia, dignidad y respeto a los derechos humanos, no a un control centralizado que diluye su misión. La autonomía de la CNDH es fundamental para que se mantenga su labor como defensora de las personas, sin favoritismos ni subordinación a ningún poder.
Hacemos un llamado enérgico a que la presidenta reelecta de la CNDH dedique su mandato a la defensa de los derechos humanos de forma imparcial y profesional. Instamos a que su trabajo esté enfocado en el servicio a la ciudadanía y no en el cumplimiento de lineamientos políticos. Las necesidades de nuestro país exigen una CNDH firme en la protección de las víctimas y en la vigilancia del cumplimiento de los derechos humanos por parte de todas las instituciones del Estado.
La trayectoria de COPARMEX en la defensa de los derechos humanos nos permite reafirmar nuestro compromiso con esta causa. Desde hace años, hemos abogado por una CNDH que actúe con transparencia, ética y responsabilidad genuina hacia la sociedad. Seguiremos atentos y exigentes para que esta institución cumpla con su deber de manera efectiva, y no dejaremos de señalar aquellos actos o decisiones que se alejen de su propósito original.
Desde la Confederación siempre tendremos disposición para el diálogo y la colaboración constructiva con la CNDH. Estamos convencidos de que sólo a través de una colaboración honesta y desinteresada entre sociedad y organismos autónomos se logrará la verdadera protección de los derechos humanos en nuestro país. Esperamos que todos juntos construyamos una CNDH independiente y comprometida exclusivamente con la ciudadanía.